PROLOGO
El
propósito del presente texto es realizar un breve comentario introductorio
acerca del texto elaborado por el revolucionario Arturo Gámiz García[1],
maestro normalista rural, titulado: La participación de los estudiantes en el
movimiento revolucionario.
En primer
lugar deseo resaltar la importancia de su estudio entre la comunidad
estudiantil, ya que esclarece de manera sencilla las dudas de todos aquellos
estudiantes en los que se despierta el interés por defender las conquistas
sociales y luchar por el pleno acceso a una educación pública, gratuita,
científica, laica y popular pero sobre todo al servicio del pueblo trabajador.
En cuanto
a su valor histórico es preciso mencionar que se debe no solo al correcto análisis
sobre la condición objetiva de los estudiantes y su papel con relación al
desarrollo de la lucha de clases en México durante un momento internacional de
auge revolucionario, sino también por aportar elementos teóricos orientados a
superar la desorganización, espontaneidad y falta de claridad política del
movimiento estudiantil.
Por un
lado, se debe mencionar que, desde su publicación en 1965, la rueda de la
historia no se ha detenido ningún momento ya que han transcurrido varias
decenas de años de duras lecciones por los grandes retrocesos políticos e
ideológicos pero también de dignos avances en la lucha social. Sin embargo, estos últimos son desconocidos para la juventud a causa de las maniobras
políticas tendientes a tergiversar la historia que han escrito un sin número de
personas consecuentes en la lucha por una vida digna, democracia, tierra y
libertad. En efecto, la voz del pueblo trabajador paulatinamente ha sido
silenciada y es por tal motivo que hoy muchos jóvenes desconocen los triunfos
de los movimientos obreros, campesinos, populares y estudiantiles del siglo XX.
Por otro
lado, desde la caída del muro de Berlín, ya han transcurrido más de 30 años de
haber iniciado el periodo de restauración del capitalismo en la mayoría de
países que pertenecieron al campo socialista, lo cual no significó progreso
social sino más bien un duro retorno a las condiciones de la dictadura burguesa que sin escrúpulos sumergió a los pueblos de todo el mundo en un empobrecimiento
tan profundo a causa de la renovada desigualdad social. En particular, ésta
renovada desigualdad social se acentuó principalmente con la contracción de los
derechos sociales y laborales que había conquistado el movimiento comunista, sindical y social en
muchas partes del mundo. En el caso de México queda patente el ataque
sistemático a la clase obrera con las reformas al sistema de seguridad social (1995); las reformas estructurales durante el peñismo; la reforma laboral de 2012 y perfeccionada en 2019 y el renovado Tratado de
Libre Comercio de 1994 entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) que entró recientemente
en vigor el pasado 1ro de julio de 2020.
En definitiva, la desigualdad social debe cesar, no es justo que unos
cuantos vivan a costa de la explotación de otros y peor aun se roben la riqueza
social producida por los trabajadores de esta nación. Es por
ello que el presente texto debe ser estudiado colectivamente entre la juventud
rebelde dispuesta a reorganizar como en tiempos pasados el movimiento
estudiantil contemporáneo que debe salir del salón de clases a la lucha de
clases, el proletariado mexicano tiene depositadas
sus esperanzas en la juventud rebelde que lucha por justicia social y la construcción de una nueva
sociedad.
¡Nada es gratuito en la historia!
Link del texto completo en formato PDF: La participación de los estudiantes en el movimiento revolucionario, por Arturo Gámiz.
Arturo Gámiz García, fallecido en acción en septiembre
de 1965 en la ciudad de Madera, junto con Pablo Gómez Ramírez y al menos otros
seis u ocho revolucionarios más integrantes de la Unión General de Obreros y
Campesinos de México, enterrados en una desconocida fosa común y a los que se
conoce como los mártires de Chihuahua.